Antes de escribir este post, quiero comentar que la intención inicial de quien escribe era (y digo era, porque ya no es) escribir los nombres de los sitios que visitamos en griego, pero es imposible. Hasta el día de hoy (y llevamos 4) solo he podido aprender buenos días = kalimera y lo he podido aprender gracias a nuestro amigo de la infancia Calimero
Buenas tardes = kalispera
Gracias = algo parecido a Evaristo (si digo Sefraristo hacen una sonrisita y me contestan "de nada" en griego pero mi cabeza aún no ha retenido ese vocablo).
Día 18
Salimos de Nauplia después de desayunar, con la intención de pasar por Esparta para llegar a Monemvasia.
Tuvimos suerte porque llovió mucho, pero nos coincidió en tránsito, ya que Esparta nos recibió con un sol de justicia, y era cita obligada ir a saludar a Leónidas. Fue el rey espartano que dirigió un pequeño contingente de aliados griegos en la Batalla de las Termópilas en el 480 a.C. donde los griegos defendieron valientemente el paso, a través del cual, el rey persa Jerjes buscaba invadir Grecia con su inmenso ejército.
Dimos un pequeño paseo por esa ciudad pero no ofrecía mucho más,así que seguimos rumbo a nuestra siguiente parada Monemvasia. Es un pueblo costero medieval fortificado en el sudeste del Peloponeso. Solo se puede acceder a él a través de un puente de 200 mts, ya que se encuentra en una isla.
Imágenes cogidas de internet ante la imposibilidad de fotografiar el pueblo desde el mar
Llegamos al hotel, en primera linea de playa, pero en la zona nueva del pueblo, antes de llegar al puente, y lo primero que hicimos fue darnos un chapuzón. El color del agua te invitaba a eso , era transparente y aunque algo más fresquita que la playa anterior, era muy agradable, llevábamos las gafas de piscina y pudimos hacer snorkel y ver pececitos de colores.
El inconveniente de esa playa es que era de piedras y meterse con las chancletas, un tanto complicado, pero mereció la pena.
Y después, nos pusimos guapos y nos fuimos paseando a la fortaleza, cruzando por el puente, con la idea de visitarlo y cenar en un sitio especial, porque estábamos de celebración.
El paseo resultó ser una caminata de unos 3 kilómetros más o menos de ida, pero mereció la pena, calles estrechas y empedradas juntos al mar, y cenar en una terraza a la luz de la luna, muy bonito, la verdad.
Y la vuelta, no sé hizo tan pesada, fue muy agradable.
Día 19
Después de desayunar, decidimos cambiar nuestra ruta y en vez de ir a kalamata, nos vamos a Pylos, más lejos todavía, en la costa suroeste del Peloponeso. Nos esperan 4 horas de coche. La carretera nos lleva de vuelta hacia Esparta y poco antes de llegar cogemos un desvío hacia el oeste, lo que supone cruzar la cordillera del monte Taigeto.
El monte Taigeto, que tiene una altura de 2410 mts y su cordillera va de norte a sur a lo largo de más de 100 kms, fue utilizado por los espartanos para la ejecución de los recién nacidos con defectos físicos y de los delincuentes. Desde la época romana oriental (Bizantina) hasta el siglo XIX, la montaña fue conocida como Pentedaktylos (griego 'cinco dedos').
Después de haberlo cruzado nos damos cuenta de la magnitud de esa cordillera. Llegamos a kalamata, entramos en un Lidl a comprar suministros alimentarios, y nos cae la gran chaparrada, que manera de llover, montamos en el coche de nuevo mojados, salimos de allí y a los pocos kms un solazo de nuevo.
Descubrimos que a pocos kms de Pylos en una zona muy frondosa hay unas cascadas, hay que andar un rato antes de llegar a la tercera cascada que es la más grande, y ahí que nos vamos. Polylimnios Waterfalls se llaman.
Nos sorprendemos del lugar, hay que bajar un rato por un camino y te encuentras la primera cascadita, sigues el camino y vas subiendo río arriba hasta la cascada grande, es muy bonito,aunque para llegar en más de una ocasión me veía de cabeza en el agua, Madre mía, que caminito, todo roca, entremezclada con el río pero bueno, ahí que llegamos. Y justo entonces, empieza a tronar, la idea era bañarnos, pero entre que el agua estaba heladísima y tronaba cada vez más,salimos por patas de allí, con miedo de que si llovía mucho y se moja a la roca, sería muy difícil volver sin acabar en el río.
Andando por el camino rocoso como puedo, jajaja
Pero, empezó a llover algo más fuerte justo al llegar al coche. Nos vamos contentos por haber descubierto un lugar tan especial en el corazón del Peloponeso.
Llegamos a Pylos, con la idea de visitar el palacio de Néstor, pero se nos hace tarde, así que lo dejamos para mañana, y damos un paseíto por el puerto, nos sentamos en una terraza a tomar una cerveza, y decidimos ir al hotel, que está en un pueblo que no se cómo se llama a 20 kms al norte de Pylos.
Cenamos en la terraza de la habitación del hotel parte de los suministros alimentarios que hemos comprado en el Lidl, y me dispongo a acabar este post antes de ir a dormir.
Mañana no tenemos claro que vamos a hacer.
Taluegooo
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