Día 25
Es nuestro último día en Atenas y nos despertamos con la sensación de incertidumbre porque no teníamos aún preparado donde íbamos a ir al día siguiente.
Cuando organizamos este viaje, pensamos pasar los últimos 3 días en una isla en plan relax, playa, y paseítos románticos a la luz de la luna. Lo bueno de este tipo de viajes es que puedes cambiar el plan según vayan surgiendo cosas y mientras recorríamos el Peloponeso, pensamos que era una tontería ir a una isla cuando en la península teníamos todo lo que buscábamos.
Estuvimos durante algunos días barajando posibilidades, aunque solo a ratos, porque no queríamos perdernos nada de lo que estábamos viviendo, pero se acercaba el día y seguíamos igual.
Pros de isla : - Conocer un sitio nuevo
- Es idílico solo la palabra isla, y más siendo griega
- playas de arena y agua cristalina
- Llegar en ferry
Contras de isla:
- Más caro el alojamiento
- Más caro alquilar un coche (en una isla como Kea, a una hora en ferry de Atenas, que van los atenienses a pasar el finde y no es demasiado turística, alquilar un coche 4 dias nos costaba 230 euros lo básico, cuando 8 días por el Peloponeso con seguro adicional y segundo conductor costaba 150)
- Muchas playas son de piedras y elegir isla con playa de arena lleva mucho tiempo y es un mundo
Bueno, la cosa es que mientras desayunábamos teníamos que cerrar que hacer al día siguiente, nos costó casi 2 horas encontrar una playa de arena que estuviese cerca de Atenas pero lo suficientemente lejos como para que el agua siguiese siendo cristalina y reservar el alquiler de un coche.
Al final encontramos un apartamento en Artemida, a 30 kms del aeropuerto y a 50 mts de una playa de ensueño para nosotros (y el alquiler de coche por 87 euros 4 días).
Salimos de la cafetería y cruzando la calle un señor nos dice que nos hemos dejado la mochila en el bar, volvemos y se había revolucionado el gallinero, todo el mundo pendiente de nosotros y de nuestra mochila. Me encantó esa honestidad.
Y por fin, pudimos ir a descubrir la ciudad de Atenas.
La primera parada el mercado central de Atenas. Estaba cerquita del hotel y a medio camino de la plaza Syntagma, así que lo tuvimos bien para ir.
Me esperaba algo más moderno o con mejores instalaciones. Entrar en ese mercado fue retroceder en el tiempo bastantes años. Una zona bastante destartalada y dejada, con mucho desmadre pero a mí me encantó.
Compramos una olivas negras en un puesto de encurtidos, estaban muy sabrosas y fuimos comiendo mientras paseábamos por allí.
Me llamó la atención que en la zona de carnicerías no había ninguna mujer, y el mostrador para cortar la carne y atender al cliente, estaba en medio del pasillo. Es algo curioso, pero el género estaba fresco y tenía buen color. No me llamó la atención nada nuevo, básicamente pollo, cerdo, ternera y cordero. Y los precios más baratos que en Euskadi.
La zona de pescadería era un desmadre también, todo el suelo mojado con charcos por lo irregular de pavimento, ir con sandalias no fue muy buena idea. Lo trabajan en unas tablas en el pasillo junto a la parada, pero por lo que vi, los pescados de ración tipo dorada, lubina, no los manipulan, solo les quitan las tripas y te los llevas así. Básicamente tienen el mismo tipo de pescado que en Euskadi, menos merluza, pero si consumen corvina, salmón, y pez espada, a parte de marisco.Los precios más caros que en Euskadi.
Nos damos cuenta que son las 13,40 y queremos llegar a la plaza Syntagma, gracias al Sr. Gugu y al poder de orientación con ese cacharro de Josean, conseguimos llegar justo a tiempo no sin antes pegarnos una carrera, llegamos sudando. Ahí se encuentra el Parlamento y es donde hacen el cambio de guardia delante del monumento a los caídos por la patria. Un acto muy solemne para ellos y un honor poder estar en ese "trabajo".
Se realiza cada hora en punto, y no me extraña porque más tiempo no podrían aguantar, con un sol de justicia, quietos y más abrigados que en invierno en Euskadi, no me explico como no se caen redondos al suelo. Será que son jovenzuelos todos ellos.
Con el calor sofocante que pasamos en ese rato, decidimos que nos merecemos una cerveza bien fría por haber aguantado estoicamente el ver el cambio de guardia, y nos vamos a una terracita, a la sombra donde nos encontramos a un adorable Mr. de 80 años que viaja solo por el mundo porque sus nietos no quieren acompañarlo. Llegamos a la conclusión que o sus nietos son tontos o están tan podridos de dinero que viajan donde quieren, y cuando quieren. También puede ser que no sea nada de eso, pero de algo hay que hablar a lo largo del día.
Hay trolebús
Cogemos el metro y nos vamos al puerto de Pireo,el puerto principal de toda Grecia, paseamos y llegamos a un puerto deportivo, con más ambientillo veraniego y callejeamos por la zona, encontramos una terraza con una bonita vista, desde donde se veía la isla de Salamina y decidimos comer una ensalada griega y descansar un poquito.
Seguimos callejeando,se nos hace de noche (a las 19,15 se pone el sol) y decidimos ir a buscar el metro, estamos a unos 10 kms del hotel, cuando delante nuestro aparece el estadio del Olimpiakos. Nos hace mucha gracia verlo y de ahí a la parada de Monastikari , el centro.
Nos sorprende que dentro de la estación del metro hay una zona con ruinas de la ciudad romana. Es curioso.
Seguimos paseando y viendo la acrópolis a los lejos. Cenamos en una calle concurrida, la zona derecha son terrazas pero la parte izquierda son ruinas de templo de Hefestos, dios de la forja y el fuego, de los artesanos, herreros, escultores y metalurgia. Lo curioso es que por el medio de la zona del templo , a un nivel inferior pasa el metro y esas vías están al aire libre. Nos llamó mucho la atención.
Callejeamos ya para llegar al hotel, estamos agotados de andar todo el día.
Atenas me ha parecido una ciudad con encanto. Mezcla de modernidad con remalazos de hace 30 años, moderna pero antigua a la vez. Es difícil de explicar. La gente no tiene prisa (la prisa mata). Pero son muy educados, y atentos. Es una ciudad caótica a nivel de conducir, no hay líneas pintadas y los semáforos si se respetan pero los pasos de cebra no se ven, no los han pintado en 50 años. Tienes que cruzar la calle sobre la marcha,sálvese quién pueda. La gente es muy amable y está dispuesta a ayudarte siempre. Me ha cautivado.
Eso de lo poquito que hemos visto de Atenas, muy poquito, porque nos hemos movido en un margen reducido.
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