Día 24
Nos levantamos sobre las 8,30 porque nos espera un día potente en Atenas, la recepcionista del hotel nos recomiendó un sitio cercano para desayunar y lo borda, porque todo está muy rico.
Entre 11 y 12 del mediodía tenîamos la entrada a la Acrópolis. Andando a una media hora de la zona donde nos alojamos. Cruzamos el barrio chino, con algún que otro rincón bonito y salimos en la plaza Monastikari.
Plaza MonastikariEn esa plaza se encuentra la biblioteca de Adriano, y el ágora de Atenas, lugares que dejamos para visitar al acabar la Acrópolis y el Museo. El camino nos conduce por un barrio de callejas estrechas y empinadas hacia la entrada. Estamos nerviosos y con ganas de llegar por lo que representa ver el Partenón en persona, y nos transportamos a los libros de historia del cole mientras disfrutamos del paisaje que vamos viendo. También vamos preparados para aguantar grandes colas provocadas por la orda de guiris, pero no es para tanto, recomiendo estas fechas para visitar Grecia.
Al entrar lo primero que vemos es el teatro de Dioniso, el mayor teatro de la Antigua Grecia, y cuna de las artes escénicas de hoy en día.
(Para más información, hacer doble click en la siguiente dirección web y abrir 🙂):
https://es.m.wikipedia.org/wiki/Teatro_de_Dioniso
Más adelante se encuentra el teatro de Herodes
y finalmente seguimos un caminito empedrado que nos lleva a los Propileos (los Propileos son la entrada monumental con columnas a un edificio o recinto cerrado).
Columna movida por un terremoto
Lo cruzamos y vemos la magnificencia del Templo dedicado a Atenea, diosa de la sabiduría, la estrategia y la justicia.
A la izquierda se halla en Antiguo Templo de Atenea, presidido por un pórtico con 6 Cariátides en su lado sur y un olivo en la entrada oeste, este olivo representa la victoria de Atenea en su lucha contra Poseidón por tener el patronato de la ciudad de Atenas.
Las Cariátides son las seis mujeres de piedra que se encuentran en ese templo. Fueron diseñadas por el arquitecto Mnesicles alrededor del año 421 a.C.
En la antigua Grecia, las cariátides eran mucho más que meras columnas arquitectónicas. Eran figuras femeninas que representaban a las mujeres de Cariá, una región del suroeste de Asia Menor. La leyenda cuenta que las mujeres de Cariá se aliaron con los persas durante la invasión persa de Grecia. Como castigo, fueron convertidas en esclavas y obligadas a soportar eternamente el peso de la Acrópolis sobre sus hombros.
Cada cariátide es única. Todas ellas están en posición erguida, con una pierna ligeramente adelantada en señal de movimiento. Llevan túnicas largas, plisadas y ajustadas que revelan la forma de su cuerpo, y sus cabellos caen en rizos sobre sus hombros.
Además, son un símbolo del papel de la mujer en la sociedad griega antigua. A pesar de su aparente debilidad y sumisión, estas figuras femeninas son las que sostienen uno de los templos más importantes de la Acrópolis. Representan la fuerza, la resistencia y el sacrificio de la mujer.
Las cariátides originales están restauradas y se encuentran en el Museo Arqueológico de la Acrópolis, las que están en el templo son réplicas.
Y a la derecha, nos encontramos con el Partenón.
El Partenón, traducido literalmente como “la residencia de la virgen ", es un templo dedicado a la diosa griega Atenea, considerada por los atenienses como su protectora.
El edificio del Partenón, construido en mármol blanco del Monte Pentélico, encargado por Pericles como agradecimiento de la ciudad a los dioses por su victoria contra los persas, fue concebido para albergar la imagen de oro y marfil de Atenea Parthenos, una colosal estatua de doce metros de altura elaborada por Fidias.
Las vistas de la ciudad desde allí son increíbles.
Acabamos la visitas, contentos y felices y salimos sin poder dejar de mirar atrás.
Teníamos que reponer fuerzas y paramos a comer.
Y después, nos fuimos al Museo Arqueológico de la Acrópolis.
Si en algo nos caracterizamos los dos presentes en este viaje es que una visita que normalmente se hace en 2 horas , nosotros necesitamos 5, por lo que no pudimos acabar de ver el museo antes de que cerrasen y por supuesto, tampoco llegamos a ver la biblioteca de Adriano ni el ágora.
Acrópolis de Lego, super chulo
.
Cansados como estábamos, nos fuimos para el hotel porque aún nos quedaba media hora de caminar y estábamos rendidos.
Fue imposible empezar a escribir la experiencia de ese día porque caí en los brazos de Morfeo nada más meterme en la cama.